MI ABRAZO PARA RECONOCERLOS, MI VOZ PARA DEFENDERLOS.

Nuestra realidad está configurada con base en las ideas, trabajo, conocimiento y acciones de nuestras abuelas y abuelos, ellos son creadores de las bases de nuestra sociedad, esto debe estimularnos a hacer conciencia de lo mucho que debemos cuidar, respetar y reconocer, a nuestros adultos mayores, quienes, sin duda, son guías y ejemplo, por ello, las letras plasmadas aquí, permeadas por el recuerdo de mis abuelos, también se ciñen al anhelo de justicia y reconocimiento.
Los adultos mayores, quienes generalmente son abuelos, son un pilar fundamental en el núcleo familiar, ellos nos trasmiten sabiduría, valores y experiencias que nos forjan en el día a día, sin embargo, a lo largo de los años, el rol y las tareas que desarrollan sobre todo las abuelas, ha cambiado, siendo ellas, una figura de suma importancia en el crecimiento y desarrollo de los niños, asumiendo invariablemente, la responsabilidad de la crianza y cuidado de sus nietos, especialmente en los hogares monoparentales, mismos en los que las madres solteras son el sustento económico.
Recientemente, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), señaló que 9 de cada 10 hogares cuentan con apoyo de las abuelas para el cuidado de las niñas y niños menores de cinco años, la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social del INEGI, indicó que el 55 % de las niñas y los niños son cuidados por sus abuelas mientras su madre o tutor trabaja, siendo las abuelas el principal soporte de cuidados en el hogar, pues además de atenderlos, los ayudan con sus tareas, les dan de comer y los recogen de la escuela, pasando a ser la persona de mayor presencia y autoridad para los infantes.
Las abuelas se han convertido entonces en educadoras sin retribución económica ni descanso y, aunque se ha señalado que para ellas, es una forma de sentirse útiles, porque esta actividad contribuye a reducir el sentimiento de depresión y soledad, lo que debe comprenderse de manera enfática y clara, es que las familias que viven en este contexto, no deben depositar el peso y la responsabilidad que conlleva el cuidado principal de los menores a una persona adulta mayor que pretende ayudar, puesto que su condición de salud, de edad avanzada y su desgaste físico, son factores que merecen también, atención y cuidados para alcanzar y mantener una vida digna.
En el marco del Día Nacional de las Personas Adultas Mayores, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), señaló la necesidad de erradicar ideas erróneas que persisten sobre este grupo de la población, entre ellas, la falta de capacidad para la actividad laboral que provoca que las personas en este rango de edad se coloquen en una posición de dependencia económica y pérdida de autonomía, circunstancia a considerar, para pensar en llevar a cabo acciones que dignifiquen la percepción de las y los abuelos como personas que aún pueden llevar a cabo diversas tareas por medio de las cuales pueden obtener algún ingreso económico.
En hogares de nuestro país sucede que muchos adultos mayores son desplazados de sus habitaciones y de sus comodidades pasando a ocupar espacios en grave deterioro y siendo tratados con desdén y sin compasión, argumentando por parte de sus familias, que representan una carga económica y de atención que implica esfuerzo y tiempo que no están dispuestos a dar; también vemos constante e irónicamente que son las mujeres adultas mayores, las que asumen un rol de cuidadoras de los nietos y de las propias tareas domésticas experimentando un trato indigno.
Lo cierto es que, el maltrato, la discriminación, burlas, abandono, violencia verbal, psicológica y la explotación financiera, son condiciones en las que está inmersa gran población de nuestros adultos mayores y que, generalmente son las mujeres quienes experimentan en mayor medida abuso de las personas con las que viven, incluyendo a sus hijos y familiares más cercanos, quienes se aprovechan de su condición de salud y vulnerabilidades emocionales, ejemplo de ello, es que, gran número de mujeres adultas mayores que no están familiarizadas con la tecnología y las aplicaciones que se utilizan para el cobro de sus pensiones, son objeto de engaño, circunstancia lamentable que nos debe sensibilizar y orientar en favor de la justicia en casos como estos y otros que ameriten ser denunciados.
¿Conoces sobre algún caso similar a este?
A mí se me parte el corazón saber de casos donde no hay respeto a la población adulta a la que deberíamos valorar, puesto que son origen y cimiento de lo que somos como sociedad, por ello, mi abrazo para reconocerlos y mi voz siempre para defenderlos.
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